Por: Ciení Rodriguez Troche
Secretaria del Departamento de la Familia
Vivimos en una sociedad que, lamentablemente, aprendió a normalizar algunos tipos de violencia. Las agresiones verbales, la repetida exposición a través de las plataformas sociales de actos violentos, el abandono de los adultos mayores, el control económico y la justificación cultural de la violencia en determinados escenarios, son solo algunos ejemplos del fenómeno conocido como normalización de la violencia.
De hecho, si realizamos una introspección, encontraremos instancias donde no tan solo hemos sido víctimas de actos violentos, sino que en mayor o menor grado también hemos sido partícipes de actos violentos. De hecho, en muchas familias, las primeras agresiones provienen de la forma en que se relacionan los padres y los hijos, pues tanto víctimas como victimarios entienden que las agresiones verbales o físicas son parte del proceso de formación y desarrollo de los menores. En Puerto Rico, estamos viendo como la realidad antes expuesta ha alcanzado la población de adultos mayores. El año pasado se reportaron cerca de 11,728 referidos de maltrato contra esa población, de los cuales el 76% estaban relacionados a negligencia o auto negligencia. La negligencia es la violencia generada por omisión y consiste en no efectuar las acciones necesarias para garantizar el bienestar mínimo de la persona. El escenario antes descrito es un asunto que, como sociedad, debemos atender con responsabilidad, premura y sensibilidad.
Por eso en el departamento hemos encaminado varias iniciativas, las cuales, en su mayoría, están siendo trabajadas en alianza con diversos sectores.
Es así como trabajamos la campaña educativa “Apoya nuestros Adultos Mayores: Suave con los Viejos” con la Alianza por la Salud del Pensionado para prevenir el maltrato físico y estamos encaminando una adicional con la Asociación de Bancos para educar sobre la explotación financiera.
Además, estamos ofreciendo talleres educativos para grupos de iglesias en todas las regiones de Puerto Rico. En estos, ofrecemos información sobre los servicios disponibles en la agencia. En adición, les invitamos a las congregaciones a desarrollar perfiles socioeconómicos de los adultos mayores de sus miembros y comunidades con el fin de que puedan identificar sus necesidades y desarrollar planes de apoyo a dicha población.
Por otro lado, al amparo de la Ley 82 del 2023, estamos desarrollando un registro de cuidadores informales, el cual nos permitirá apoyar a quienes están cuidando día y noche a sus seres queridos sin ningún tipo de remuneración ni beneficios. Es nuestro interés que, a través de este registro, podamos ofrecer diferentes servicios educativos y de respiro a estos cuidadores. Además, junto a las organizaciones que representan el sector de cuidado prolongado, estamos encaminando una transformación en el sistema de atención de las personas que tienen que ser ubicadas en hogares, ya sea porque están solos o porque han sido abandonados por sus familiares. Esto en adición a la ampliación de los servicios de amas de llave.
La realidad es que aunque estamos ampliando y fortaleciendo el ecosistema de servicios de manera exponencial, es necesario que, tanto a nivel individual como social, repensemos como nosotros podemos ayudar a que nuestros adultos mayores, puedan disfrutar de una vida pacífica y digna hasta el final de sus días. Es una tarea que nos corresponde a todos.