Menos controles médicos, más diagnósticos: especialistas alertan sobre el aumento de casos en mujeres de entre 30 y 40 años, especialmente en zonas rurales
El cáncer de cuello uterino, una enfermedad prevenible y tratable si se detecta a tiempo, está resurgiendo en Estados Unidos entre mujeres de entre 30 y 40 años. ¿La causa? Una preocupante caída en los exámenes médicos de rutina desde 2019, justo cuando más se necesita la prevención.
Un estudio publicado por JAMA Network Open revela que el porcentaje de mujeres que se someten a pruebas de detección cayó del 47% en 2019 al 41% en 2023. Esta disminución afecta sobre todo a quienes viven en zonas rurales, donde el acceso a servicios médicos especializados es limitado. Esta realidad representa un retroceso importante en la lucha contra una enfermedad que, de ser detectada a tiempo, tiene altas probabilidades de curación.
Una enfermedad ligada al VPH
El cáncer cervical está estrechamente relacionado con el virus del papiloma humano (VPH), una infección de transmisión sexual extremadamente común. Según los CDC, más del 80% de las mujeres sexualmente activas contraerán VPH en algún momento. Aunque existen más de 200 tipos del virus, una docena de ellos se consideran de “alto riesgo” por su capacidad de causar distintos tipos de cáncer, entre ellos el de cuello uterino, garganta y ano.
Cada año, se diagnostican en Estados Unidos aproximadamente 13,000 casos de cáncer cervical, con unas 4,300 muertes asociadas. De los 47,000 casos de cáncer vinculados al VPH que se registran anualmente, la mayoría podrían prevenirse con chequeos regulares y vacunación.
La vacuna funciona, pero aún falta cobertura
Desde su aprobación en 2006, la vacuna contra el VPH ha sido una herramienta fundamental para reducir el riesgo de cáncer cervical. Entre las mujeres jóvenes vacunadas, la incidencia de lesiones precancerosas cayó un 80% y los casos de cáncer cervical bajaron un 65% entre 2012 y 2019.
Sin embargo, la cobertura de vacunación no es ideal: solo el 61% de los adolescentes ha completado la serie recomendada. Factores como la falta de información, el acceso desigual y la desinformación han limitado el alcance de esta herramienta preventiva.
Barreras sociales y geográficas
El estudio también señala desigualdades claras. Las mujeres sin seguro médico, de comunidades racializadas o que se identifican como parte de la comunidad LGBTQ+ tienen menos acceso a exámenes de rutina. Entre las mujeres de 21 a 29 años, el 29% no está al día con sus controles. Además, las residentes de zonas rurales tienen un 25% más de probabilidades de ser diagnosticadas con cáncer cervical en etapas avanzadas y un 42% más de morir por esta causa.
La vacuna bajo el fuego de la desinformación
A pesar de su eficacia comprobada, la vacuna Gardasil ha sido blanco de campañas de desinformación. Robert F. Kennedy Jr., actual secretario de Salud, ha expresado dudas infundadas sobre su seguridad, afirmando vínculos con enfermedades autoinmunes. Aunque no ha presentado pruebas científicas, su influencia ha alimentado la desconfianza. En marzo de 2025, un juez federal desestimó una demanda contra la vacuna por falta de evidencia.
¿Cada cuánto hacerse un examen?
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda realizar pruebas de detección del VPH cada cinco años entre los 25 y 65 años. Si no se tiene acceso a esta prueba, se puede combinar con una citología (Papanicolaou) cada cinco años o hacer la citología sola cada tres años.
El objetivo de estas pruebas es detectar la presencia del virus o cambios celulares antes de que se desarrollen lesiones precancerosas. En la mayoría de los casos, el sistema inmune elimina el virus por sí solo. Solo el 1% de las infecciones persiste y puede derivar en cáncer.
¿Y si doy positivo en VPH?
Recibir un diagnóstico de VPH de alto riesgo no significa que se tenga cáncer. El virus puede estar en el cuerpo durante años sin causar síntomas y reactivarse cuando el sistema inmune está debilitado. Por eso es clave el seguimiento médico regular.
“No importa si la infección es reciente o antigua; lo importante es no ignorarla y hacerse los controles necesarios”, señala la doctora Rebecca Perkins, especialista en salud reproductiva.
¿Hay tratamiento para el VPH?
No existe una cura definitiva para el VPH, pero sí hay tratamientos eficaces para las lesiones precancerosas y las verrugas genitales. El control médico regular permite detectar y tratar cualquier cambio antes de que evolucione a cáncer.