La búsqueda de paz interior, fe y conexión cultural impulsa un nuevo estilo de viajar, con millones de viajeros mayores explorando templos, rutas de peregrinación y lugares sagrados en Asia, Europa y América.
Desde los templos milenarios de Kioto hasta el Camino de Santiago en España, el turismo espiritual gana cada vez más adeptos entre los adultos mayores que desean combinar viajes con experiencias de reflexión, renovación y bienestar. Con un crecimiento proyectado del 15% anual hasta 2030, este fenómeno global también encuentra ecos en el Caribe, donde crece el interés por rutas religiosas, retiros y santuarios. En esta edición, exploramos los lugares más buscados y cómo este tipo de turismo ofrece beneficios físicos, emocionales y espirituales a los viajeros de la tercera edad.
Un viaje con propósito
Cada vez más personas buscan algo más que sol y playa al planificar sus vacaciones. Según un informe reciente de Psychic World, el turismo espiritual —aquel que combina la experiencia de viajar con la búsqueda de fe, paz interior o conexión con lo trascendental— está en pleno auge. Para los adultos mayores, especialmente en Puerto Rico y el Caribe, este tipo de turismo representa una oportunidad para reconectar con sus raíces, su espiritualidad y su bienestar emocional.
Los destinos más buscados reflejan esa tendencia global: en primer lugar aparece Kioto, la ciudad japonesa conocida por sus templos budistas y su atmósfera de serenidad. Le siguen el Monte Saint-Michel en Francia, una isla medieval coronada por una abadía gótica que parece flotar entre la niebla, y Rishikesh, en la India, célebre por ser cuna del yoga y destino predilecto de quienes buscan retiros espirituales.
El regreso del Camino de Santiago
Aunque muchos asocian los destinos espirituales con Asia, Europa domina el ranking con nueve de los quince sitios más buscados. Entre ellos figura el Camino de Santiago, la tradicional ruta de peregrinación cristiana que cruza el norte de España. A pesar de su origen medieval, hoy atrae a miles de personas de todas las edades —incluyendo jubilados puertorriqueños y dominicanos— que buscan caminar a su ritmo, meditar y conectar con otros peregrinos.
“El Camino fue una experiencia de vida. No solo por lo espiritual, sino por lo humano. Caminé con personas de 70, 75 años, todos con historias conmovedoras”, cuenta Carmen Rivera, de Bayamón, quien lo completó en 2023.
Un mercado en expansión
Se estima que el mercado mundial del turismo religioso y espiritual crecerá a una tasa del 15,3% anual de aquí al 2030, según el estudio de Market Research Future. Entre los factores que impulsan este fenómeno se encuentran el envejecimiento de la población, el interés por el bienestar holístico y la necesidad de desconectarse del estrés cotidiano.
En el Caribe, esta tendencia también se refleja en el creciente interés por lugares como el Santuario de Schoenstatt en Cabo Rojo (Puerto Rico), los recorridos por iglesias históricas en Santo Domingo, o las visitas a centros de retiros espirituales en las montañas de Aibonito y Utuado.
Espiritualidad y salud en la tercera edad
Viajar con propósito no solo enriquece el alma. Diversos estudios han demostrado que los viajes con componente espiritual pueden reducir los niveles de ansiedad, mejorar la autoestima y fomentar relaciones sociales significativas, especialmente en adultos mayores. Además, caminar, meditar o participar en ceremonias religiosas ofrece beneficios físicos y emocionales.
“Un retiro de silencio o una peregrinación corta puede ser tan transformadora como un viaje largo. Lo importante es conectar con uno mismo y con lo sagrado, desde cualquier fe o tradición”, afirma la terapeuta espiritual y guía de retiros Irma Colón.
¿Qué tener en cuenta al planificar?
Para quienes consideran emprender un viaje espiritual, se recomienda consultar con su médico antes de viajes largos, verificar que los destinos sean accesibles para personas mayores, y optar por agencias que ofrezcan paquetes con orientación espiritual o apoyo logístico para adultos mayores.
Algunas agencias ofrecen experiencias o retiros de fin de semana con yoga, oración y silencio. También existen versiones adaptadas del Camino de Santiago, que permiten recorrer solo los últimos 100 kilómetros —lo mínimo requerido para obtener la compostela— con transporte de equipaje y alojamiento preorganizado.
En una etapa de la vida donde el tiempo se valora más que nunca, muchos adultos mayores están encontrando en el turismo espiritual una forma de viajar hacia fuera… y también hacia dentro. Porque a veces, el mejor destino no es un lugar, sino el reencuentro con uno mismo.